LIBROS
HERMÉTICOS DE JUAN DE HERRERA Y FELIPE II
Editado en: René Taylor, Arquitectura y Magia.
Consideraciones sobre la Idea de El Escorial, Ediciones Siruela, Madrid,
1995, pp. 137-141.
Imagen de la Biblioteca Escurialense
El presente resumen de los libros herméticos y de ciencias ocultas
en posesión de Herrera a su muerte en 1597 no pretende ser exahustivo. Nuestro
principal propósito es dar una idea de su número y alcance, con el fin de
demostrar hasta qué punto debieron interesarle, y sin duda influirle, las ideas
herméticas de su tiempo.
Necesariamente hay que comenzar con Hermes Trimegisto. Figura en
la lista dos veces bajo el nombre de "Mercurio Trimexistro" o
"Tremexistro". De la primera mención se entiende que Herrera poseía
una traducción española del Asclepio. Con toda probabilidad ésta
era la traducción que Diego Guillén de Ávila hizo en 1487, y de la cual Felipe
II también entregó una copia a la biblioteca de El Escorial. La segunda de las
dos menciones reza como sigue: "Yamblico y otras obras de Mercurio
trimegisto y otros philosophos". Esta entrada es interesantísima, pues no
puede referirse sino al compendio de textos herméticos en la traducción latina
de Marsilio Ficino que Aldo publicó en 1516. Comienza con la paráfrasis
de De Mysterüs de Jámblico. Contiene además el Pimander (o Pimandro)
y el Asclepio de Hermes Trimegisto, junto con variadas obras
de "...otros philosophos". Tampoco falta su propio De vita
coelitus comparanda. El índice de este libro dice así:
Iamblichus de mysteriis Aegyptiorum, Chaldaeorum, Assyriorum.
Proclus in Platonicum Alcibiadem de anima, atque demone.
Proclus de sacrifricio, et magia.
Porphirius de divinis, atque daemonibus.
Synesius Platonicus de Somniis.
Psellus de daemonibus.
Expositio Prisciani, et Marsilii in Theophrastum de sensu, phantasia et
intellectu.
Alcioni Platonici philosophi, liber de doctrina Platonis.
Pythagorae philosophi aurea verba.
Symbola Pithagorae philosophi.
Xenocratis philosophi platonici, liber de morte.
Mercurii Trimegisti Pimander.
Eiusdem Asclepius.
Marsilii Ficini de tripici vita Lib. II.
Eiusdem liber de voluptate.
Apologia eiusdem in librum suum de lumine.
Eiusdem libellus liber de magis.
Quod necessaria sit securitas, et tranquillitas animi.
Así
que, en este solo libro de Herrera poseería un número crecido de obras
herméticas importantes. Al mismo tiempo también parece cierto que poseía los
mismos textos en otra edición. Una de las partidas del inventario dice:
"Segundo tomo de las obras de Marsilo Phisino en toscano". Ahora bien,
antes de la muerte de Herrera no se había publicado ninguna versión de
las Obras de Ficino en italiano. Probablemente, el escribano
cometió un error, ya que debería haber dicho "en latín". Sánchez
Cantón sostiene esta opinión y sugiere que quizá se trataba de una de las
ediciones latinas de las obras de Ficino, publicadas en Basilea en la segunda
mitad del siglo XVI. Siendo esto así, Herrera hubiera tenido en su posesión
duplicados de la mayor parte de las obras que figuran en la lista de la edición
de Aldo, con la edición de las Enéadas de Plotino, la Mystica
Theologia de Dionisio el Areopagita y los comentarios del propio
Ficino sobre los tratados De Trinitate y De divinis
nominibus del citado Areopagita.
Entre
sus textos antigüos destacaba el Matheseos de Julio Fírmico
Materno, astrólogo del siglo IV. También hay razones para creer que tenía
ejemplares del Quadripartitum (Tetrabiblios) y Gentiloquium
(Karpos) de Ptolomeo. En relación con el ars memorativa,
tenía la Rhetorica ad Herennium . También hay que mencionar
sus numerosos libros de astronomía, matemáticas, mecánica, música y materias
afines que, aunque no de ciencias ocultas en sí mismas, podían relacionarse con
la "magia". Ejemplos de éstos eran el Almagesto y
las Armonicas de Ptolomeo, los De machinis, De
spiritualibus y la Pneumatica de Herón de Alejandría,
y la De musica y la Arithmetica de Boecio.
Menos
numerosos eran los libros de materias ocultas medievales en Herrera. No
obstante incluían el Clavis maioris sapientiae de
Artefio, L'Acerba de Cecco d'Ascoli, y el Tractatus de
philosophorum lapide de Arnau de Vilanova. También poseía obras de
Geber y Avicena, ambos conocidos como alquimistas. Otros de sus libros
medievales era la Pretiosa margarita, compilación de escritos de
Arnau de Vilanova, Miguel Escoto, Rhazes, el pseudo-Alberto Magno, el
pseudo-Llull. También figura en el inventario "un bolumen estampado en
latín, que contiene muchas obras de chimicas de dibersos autores". Es
posible que éste pueda identificarse con las De alchimia opuscula
complura veterum philosophorum, compendio medieval en el que figuran
diversos autores antigüos. De finales del medievo procedían varias obras
pseudo-lulianas como los Experimenta, el Liber de secretis
naturae sirve de quinta essentia y el Antiquum testamentum et
compndium animae transmutationis metallorum. En español tenía la Visión
deleitable de Alfonso de la Torre y un ejemplar de Los Libros
del saber de Astronomía de Alfonso el Sabio, además de varios
ejemplares de las tablas alfonsíes.
Como
es natural, la mayoría de los libros de carácter hermético y oculto de Herrera
pertenecían a escritores de su propia época. El ejemplar del compendio de Aldo
contenía, entre otros escritos de Marsilio Ficino, la De vita coelitus
comparanda, el texto básico de la magia renacentista. Además tenía el Heptaplus de
Pico della Mirandola, el anónimo De auditio kabbalistico, la Polygraphia de
Tritemio, la De vita longa de Paracelso, la Margarita
philosophica de Gegor Reish, dos ejemplares del Theatro De
Giulio Camilo el De Arte cyclognomica de Cornelio
Gemma, la Magia naturalis de Porta, el De umbris
idearum de Giordano Bruno y dos ejemplares de la Monas
Hieroglyphica de John Dee, una, la edición impresa en latín, y la otra
una traducción española en manuscrito. Menos conocidos, pero dentro de la misma
línea, estaban la Tipocosmia de Alejandro Citolini, los Occultae
naturae miracula y la De astrologia de Lavinio
Lemnio, la Epistola astrologiae defensiva de Juan Ganiveto,
el De remediis secretis de Evonimo Filiatro, el De causis
criticorum dierum, de Frascatoro, la Oratio de methodo
intramathermatico de Samuel Siderocrates y la De sacra
philosofia de Francisco Vallés. Aunque, como ya hemos dicho, Vallés
era médico de cabecera de Felipe II, su libro fue incluido en el Índice español.
Los
títulos anteriores se complementan con numerosas obras de carácter vario y
ambigüo que, como en el caso de los textos clásicos, tenían matices herméticos.
Figuraba entre ellos las Imagini de Cartari, los Emblemata de
Alciato, los Hieroglyphica de Estrada, la Philosophia
secreta de Pedro de Moya, el De re metallica de
Agricola, el De gemmis de Mardobio, el Primum mobile de
Regiomontano y sus comentarios sobre el Almagesto y Astrolabio de
Ptolomeo, el De globo coelesti et terrestri de Gemma Frisio,
el Primum movile, el Horoscopion y Astronomicon
Caesareum de Apiano, las Institutione harmoniche de
Zarlino, el De Musica de Francisco Salinas; el De
amore de León Hebreo, la Italia liberata de Trissino
y un tratado de mnemotécnica de Ludoivo Dolce.
Poseía
numerosos volúmenes sobre las llamadas "Theorías de los planetas"
estando uno dedicado exclusivamente a los movimientos del Sol y de Mercurio. En
cuanto a las tablas astronómicas y efemérides, tenía ediciones en latín,
griego, español, italiano, francés y alemán. Además de los anteriores, Herrera
poseía varias obras que no pueden identificarse con precisión. Incluían títulos
tales como Un libro monoescrito que es introductorio para la astrología
en latín, Un discurso de astroloxia en ytaliano manoescrito, Discurso sobre los
meteoros en ytaliano, Un libro manoescrito en rromance de el beeficio de los
metales, Discurso de el numero denario y otras cosas manoescrito en ytaliano.
Imagen de la Biblioteca Escurialense
Muchas
obras notables de carácter hermético que no figuran en el inventario de los
libros de Herrera se encontraban entre las que Felipe II adquirió para la
biblioteca de El Escorial. Aunque se encargó a los frailes de su cuidado, nunca
se pensó en que fuera otra biblioteca monástica. Se fundó para el uso de los
eruditos en general, y en la actualidad sigue cumpliendo esta función. Así que
sus libros eran accesibles a Herrera, aparte de que disfrutaría de facilidades
especiales por ser el "arquitecto general" del rey y su
"aposentador mayor".
La
primera donación de libros, consistente en algo más de cuatro mil quinientos
títulos, se hizo al monasterio en 1576, y se fueron recibiendo nuevas patidas
continuamente durante el reinado de Felipe II. Las adquisiciones no se
limitaron a teología y filosofía. Las matemáticas y otras ciencias afines
constituyeron unas de las secciones más importantes. Además, era tal la lista
de las obras herméticas y ocultas que Arias Montano, primer bibliotecario, creó
divisiones especiales dedicadas a la Astrología (distinguida de la Astronomía),
Adivinación, Alquimia y Ars Memorativa.
La
lista que vamos a dar a continuación no pretende ser exahustiva. Se ha
compilado exclusivamente de fuentes impresas, siendo la principal de ellas el
tomo VII de Documentos para la historia del monasterio de San Lorenzo
el Real de El Escorial, Madrid 1964, con Prólogo y Notas de Gregorio de
Andrés, en el que se especifica la mayor parte de las adquisiciones, aunque no
todas, que Felipe II hizo para la biblioteca de El Escorial. Además, como la
siguiente lista sólo pretende dar una idea de los libros herméticos y afines
disponibles para los estudiosos en San Lorenzo, no se ha pretendido precisar
ediciones y fechas o identificar títulos dudosos. Aunque en general las
entradas están claras, algunas son difíciles de descifrar. Tampoco se ha hecho
referencia alguna a los ejemplares duplicados; bastantes eran asequibles en
formas y ediciones diferentes, por ejemplo, había ocho ejemplares del In
somnium Scipionis de Macrobio. Platón y Aristóteles han sido
excluidos; también lo han sido varios escritores menores de la escuela
neoplatónica, que hubiera alargado la lista indebidamente. Sólo se han incluido
obras árabes traducidas al latín y en consecuencias accesibles a los hombres de
letras. Como en el caso de los libros de Herrera, se ha dividido en cuatro
categorías:
ANTIGÜEDAD CLÁSICA
Hermes Trimegisto: Asclepio y Pimandro en
latín; Pimandro en griego; también el Asclepio traducido
al español por Diego Guillén de Ávila
Zoroastro: Astrologica y Magica.
Orfeo: Hymni.
Pitagoras: Aurea carmina; Carmina Syvillina.
Cicerón: De natura deorum; De fato; De
divinatione; Disputationes tusculanae; Somnium
Scipionis y Rethorica ad Herennium.
Quintiliano: De istitutione Oratoria (Libro XI).
Diodoro Sículo: De fabulosis Aegyptorum gestis.
Plinio: Historia Natural.
Plutarco: De Iside et Oriside.
Julián el Apóstata: Ad regem solem.
Ptolomeo: Centiloquium (Karpos) y Quadripartitum
(Tetrabiblos).
Julio Fírmico Materno: Mathesos.
Marco Manilio: Astronomicon.
Artemidoro: De somniorum interpretatione.
Horapollo: Hieroglyphica.
Plotino: Enneade.
Porfirio: De occasionibus; De animi ascensu et
descensu; Vita Plotini.
Proclo: In Timaeum; In Parmenidem; In
Alcibiadem; De Sacrificio et magia y In
Quadripartitum Ptolemaei.
Jamblico: De Mysteriis; De vita phytagorica.
Macrobio: In somnium Scipionis.
Diógenes Laercio: Vita philosophorum.
Lactancio: De divinis institutionibus.
Ausebio: De preparatione evangelica.
Philostrato: De vita Apolomii.
Filón de Alejandría: Opera Omnia.
MEDIEVAL
Morenio Eremita: Super lapide philosophorum; Super
librum Hermetis philosophi de minori et maiori opere.
Calid: Tractatus diversi de alchimia.
Geber: De alchemia traditio summae veritatis.
Alquindi: Astrologia.
Abu Masar: Flores; De Magnis coniunctionibus; Astrologia.
Alcabatio: Ad magisterium iudiciorum astrorum; De
coniunctionibus; De animii potentiis; De lapidum
virtutibus; De magno anno; De Assyrioru dogmatibus; De
arte chimistica.
Artefio: Clavis maioris sapientiae.
Leo Imperator: De sortibus et geomantia.
Abraham Hebreo: De nativitatibus.
Juan Hispalense: Epitome astrologiae.
El Abad Joaquin de Fiore: In Apocalypsim.
Miguel Escoto: Astrologia.
Pedro de Albano: Geomantia.
Guido Bonati: Opera astrologica; De astronomia.
Cecco d'Ascoli: L'Acerba.
Arnau de Vilanova: Testamentum novissimum; Vitae
philosophorum de retardanda senectute; De aqua vitae.
Pseudo-Ramon Llull: Ars chemiae; Ars auriferae; Super
alchimiam; De virtutibua aquae vitae; De figura
elementari; Codicillus sirve testamentum.
Alfonso X el Sabio: El Lapidario; El
Septenario; Libro de los iudicios de las Estrellas.
Pseudo-Alberto Magno: Liber secretorum; Speculum
astronomiae; De propietatibus lapidum.
Bernardo de Alvernia: De probatione perfectae et verae
transmutationis.
Cristobal de París: Lucidarum artis transmutationis
metallorum.
RENACIMIENTO
Cusano: De docta ignorantia; De ludo globi; De
pace fidei; Idiota; De Conniectiuris; Transmutationes
Geometriae.
Pletho: De fato.
Besarion: In calumnatiores Platonis.
Ficino: De triplici vita; Theologia Platonica; In
Platonis Convivium; In Mercurim Trimegistum; In
Plotinum; Epistolae; etc
Pico della Mirandola: Conclusiones; Heptaplus; Apologia; Commento.
Franciasco Giorgi: De armonia mudi totius; Problemata.
Anónimo: Hypnerotomachia Poliphili.
Reuchlin: De verbo mirifico.
Paul Ricio: De coelesti Agricultura.
Pedro Gelatino: De arcanis catholicae veritatis.
Guillermo Postel: De orbis terrae concordantia.
El Abad Juan Tritemio: de septem intelligentiis; Polygraphia.
Gregor Reisch: Margarita philosohica.
Jerónimo Cardano: Astrologia.
Lucas Gaurico: Predictiones; De eclipse Solis
miraculosa in Passione Domini Observata.
Iovano Pontano: In centiloquiumPtolemaei; De
Prudentia fortuna et immanitate.
Joaquín Cameraria: Astrologia.
Agustín Nifo: De figuris stellarum; De
auguriis.
Pedro Pomponazzi: De incantationibus; De fato
et libero arbitrio et praedestinatione.
Alciato: Emblemata.
Pedro Valeriano: Hieroglyphica.
Felipe Beroaldo: Symbola Pythagorica.
Felipe Ulstadio: Coelum philosophorum.
Evonymo Philiatro: De remediis secretis.
Frascatoro: Homocentrica; De causis criticorum
dierum; De sympathia et antipathia rerum.
Guilio Camilo: Idea del Theatro.
John Dee: Monas Hieroglyphica.
Cornelio Gemma: De arte cyclognomica.
Juan Bautista Porta: Magia Naturallis.
ANÓNIMOS
Exhortus in decanes zodiaci.
Somniorum interpretatio secundum Indios, Persas et Aegyptos.
Incerti auctoris de coelesti dispositione et alia astrologica.
Liber de alchimia seu transmutatione.
Tractatus "Aurora Consugens".
Liber diversiorum experimentum in arte alchimia.
Compendium aureum artis.
Modus reducendi argentum vivum.
Quartum Platonis interpretatum "esto miles".
Rosarium alchimiae.
Hermetis libellus aureus.
Tractatus cuiusdam philosophi de transmutatione etallorum et auro
potabili.
Linearum quae in manu sunt vulgo chiromantia.
Interrogationes iudiciariae de exercitu et de aliis.
De morte et aliae interrogationes iudiciariae.
Liber Gulielmi philosophi de Monade.
Sedacina totus artis alchimiae.
Liber utilitatis naturae secretorum.
Mercurii Trimegisti de terrae motibus.
La lista de casi doscientos títulos servirá para ilustrar lo
completa que era la sección dedicada a las obras herméticas y de materias
afines en la biblioteca de El Escorial. Las únicas tres lagunas importantes de
la colección son la Steganographia del Abad Juan tritemio,
la De occulta philosophia de Agrippa de Nettesheim y el Picatrix.
Esto no indica que estas obras fueran desconocidas en la España del siglo XVI.
Seguramente circulaban tanto como en otros sitios, sólo que con más cautela.
Probablemente se omitió a Giordano Bruno por su notoria actutud antiespañola. A
pesar de ello, Herrera poseía el De umbris idearum, lo cual
significa que el nolano no carecía de lectores en la Península.
No todos los libros de las listas anteriores son rigurosamente
materias herméticas u ocultas, por ejemplo, los de Cusano... Sin embargo, se ha
incluido porque contribuyeron decisivamente a crear el ambiente místico y
mágico tan predominante en el siglo XVI.
La presencia de tantos libros de esta naturaleza en la biblioteca
oficial de Felipe II, campeón de la ortodoxia católica, da ciertamente un
mentís a la tan repetida afirmación de que, gracias a la vigilancia del Santo
Oficio, España se libró por lo general de la superstición, la magia y otras
tendencias poco ortodoxas en aquella época. El hecho de que los críticos, con la
posible excepción de Menéndez y Pelayo, no se hayan puesto todavía a investigar
la influencia del hermetismo en el pensamiento y la literatura de españa
durante los siglos XVI y XVII no significa necesariamente que no existiera.
Sería sorprendente si se comprobara que no había existido en la Península,
aunque posiblemente resulte difícil de detectar. Pacheco, el suegro de
Velázquez, incluyó una larga cita del Pimandro en su Tratado
de Arte de la Pintura (editado por Sánchaz Cantón, Madrid 1956, pág.
189), y éste no puede ser un ejemplo aislado. La extensa influencia del lulismo
en la España de esta época puede proporcionar una indicación útil a los futuros
investigadores, ya que casi todos los hermetistas eran también lulistas. Y es
muy significativo que el propio Felipe II terminara convirtiéndose en adepto de
la doctrina luliana.
René Taylor
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